“Hace mucho tiempo un rey tuvo un sueño en donde soñaba que uno a uno sus dientes se caerían. Exaltado al día siguiente por la mañana manda hablar a su mejor adivino, al cual relata su sueño, el adivino interpreta el sueño y le dice: Alteza me temo que es un mal presagio, cada diente caído es un familiar directo que morirá, toda su familia caerá muerta”
“El rey enojado decide mandar cortarle la cabeza y manda en busca de un segundo adivino. Al poco tiempo llega el segundo adivino y tras escuchar al rey le contesta: Mi rey, su sueño es un buen presagio, quiere decir que usted sobrevivirá a toda su familia, usted vivirá más que todos ellos. El rey feliz decide que le den 100 piezas de oro y el adivino se va”
Este es un claro ejemplo de la forma en la cual podemos lograr que nuestro lenguaje exprese diferentes mensajes. Si nos fijamos los dos adivinos dijeron exactamente lo mismo, sin embargo la forma de utilizar las palabras fueron los que le dieron a uno la muerte y al otro riqueza.
Debemos elegir las palabras adecuadas en todos los ámbitos de nuestra vida para poder decir las cosas no solamente de la manera menos dolorosa posible, sino para lograr una mejor comunicación.
Claro que no es trabajo precisamente fácil, sin embargo se puede lograr pensando un poco antes de decir las palabras, es en definitiva un hábito que se debe de adquirir con el tiempo, sin embargo se puede lograr con dedicación y esfuerzo.
Esta habilidad mejorará tu relación con los demás, sin tomar en cuenta que tendrás una reputación de persona prudente y hábil al hablar lo cual inclusive podría traerte beneficios laborales.
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